domingo, 16 de septiembre de 2012

Opinión: El precio de la exclusividad

Rige Racer, primer saga exclusiva.
La semana pasada ha sido la semana de Wii-U, la próxima consola de Nintendo. Obviamente en este blog no vamos a hablar de ella, este blog es para hablar de PlayStation, pero sí vamos a hablar de algo que está relacionado. La semana pasada se anunció la fecha y precios definitivos de la consola y también se anunció algún juego nuevo. La mayor sorpresa fue el anuncio de Bayonetta 2, que será exclusivo de Wii-U.

Como todo el mundo sabrá, Bayonetta fue un juego multiplataforma. Salió para PlayStation 3 y para Xbox 360, desarrollado por Platinum Games y producido por SEGA. Para esta segunda entrega, parece que ha sido la propia Nintendo la que ha decidido producir el juego y los que han puesto la pasta encima de la mesa de Platinum, para que el título sea exclusivo de su consola. ¿Es una buena jugada? Eso es lo que quiero pararme a pensar.

Resident Evil, exclusivo temporal
Hoy en día producir un juego es caro. Muy caro. Y cada día más. Así que las compañías necesitan vender la mayor cantidad posible de copias para, en el peor de los casos, amortizar la inversión. Por eso todos los juegos de terceras compañías salen para todas las consolas disponibles, o al menos para casi todas, para que haya la mayor base de posibles compradores. Por eso hoy en día ya no vemos apenas juegos exclusivos salvo los que desarrollen los estudios propiedad de cada fabricante de consolas. Por ejemplo, Sony tiene estudios como Naughty Dog o Santa Mónica que al ser suyos, hacen juegos en exclusiva para sus consolas.

Castlevania: SOTN
Ahora bien, no siempre ha sido así. Cuando Sony sacó al mercado la primera PlayStation, no tenía ningún estudio de desarrollo, así que lo que hizo allá por 1994 (en Japón), fue asociarse con otras empresas ya veteranas en el desarrollo de juegos y pagarles para que sacaran títulos en exclusiva para su máquina. Por aquel entonces Sony tenía que competir con Sega y su consola Saturn, y posteriormente con Nintendo y su consola Nintendo 64. Necesitaba buenos juegos y ellos no los sabían hacer.

Así que se aliaron con Namco, con Capcom, con Konami y con muchas otras, y llegaron juegos como Ridge Racer, Tekken, Resident Evil, Castlevania Simphony of the Night, Metal Gear Solid... No llegaron todos a la vez, y no todos acabaron siendo exclusivos, pero gracias a la política de financiar a las terceras compañías, PlayStation se hizo con un catálogo de juegazos enorme. Además, también se hizo con algún estudio, como Poliphony Digital, encargados de los Gran Turismo desde sus orígenes.

Metal Gear Solid
Pero con PlayStaton 2 la cosa empezó a cambiar. Sony empezó a comprar estudios y añadirlos a su plantilla. Con ello empezó a generar franquicias exclusivas nuevas, algunas de gran éxito, como God of War, y otras algo menos importantes, como SOCOM. A medida que compraba más y más estudios, abandonaba a las terceras compañías que empezaron a sacar sus juegos para las otras plataformas del momento, Xbox y Game Cube. Lo bueno para Sony fue que PlayStation 2 había cogido tal ritmo de ventas que ya daba igual, todo el mundo tenía una PS2 y todo el mundo compraba los juegos para ella. Pero las cosas iban a cambiar.

Devil May Cry, exclusivo de PS2
Con PlayStation 3, Sony decidió centrar su política de juegos únicamente en sus franquicias y sus desarrolladoras propias. Gracias a esto nos han llegado novedades como Uncharted, Little Big Planet, Infamous, Resistance... siento el único exclusivo destacable de la consola desarrollado por una tercera compañía, el famoso Metal Gear Solid 4 (me niego a recordar el horrendo Haze). Exclusividad que ha llegado a su fin, pues el próximo Metal Gear Solid: Ground Zeroes será multiplataforma.

Kingdom Hearts, la saga nació en PS2
Después de la clase de historia, llega el momento de la reflexión. ¿Ha hecho Sony lo correcto? ¿Es ésta la política de juegos que los puede llevar al éxito? Títulos como Uncharted son juegazos, pero ¿venden consolas? Yo creo que no, o al menos creo que no las venden tanto como las sagas de renombre. Tener un Final Fantasy exclusivo, o un GTA, o un FIFA, o ya no digamos un Call of Duty, pueden suponer la diferencia entre un arranque normal y uno explosivo. Y cuando una consola sale al mercado, el primer año es crucial para desmarcarse y coger inercia de ventas.

ICO, apostando por estudios propios
Precisamente eso es lo que hizo Microsoft con Xbox 360. No sólo salió antes, sino que también firmó ciertas exclusividades que le sirvieron para tener un arranque de ventas infinitamente mejor que su primera consola. Gracias sus acuerdos con Capcom, pudieron tener juegos como Dead Rising o Lost Planet. También acabó con la exclusividad de Sony con la saga Final Fantasy, consiguiendo que la decimotercera entrega saliera también en su máquina. Eso sin contar con que tuvo el primer Call of Duty de la generación en exclusiva.

God of War, otro desarrollo interno
Por eso creo que Nintendo ha dado en el clavo con la exclusividad de Bayonetta 2. Tal vez no sea un juego que pueda arrasar en ventas, tal vez no mueva masas, pero sí puede marcar una tendencia inicial y dar un impulso a la consola. Por eso creo también que Sony debería hacer lo mismo. Tener un Uncharted de lanzamiento es algo muy bueno, pero hacen falta exclusividades que empujen al jugador inevitablemente hacia la consola. Un revulsivo que haga que cada jugador venga hacia la máquina porque su saga favorita sólo está en ella. Pero claro, las exclusividades hay que pagarlas, y no está el horno para bollos.

Metal Gear Solid 4, el último exclusivo
Sony ahora se ve obligada, en su mala situación económica, a cerrar estudios que no reportan beneficios. En los últimos meses ha cerrado Zipper Interactive (SOCOM, Unit 13) y Liverpool Studio (Lemmings, WipEout), ambos creadores de buenos juegos, pero juegos que en el fondo no venden como para cubrir costes. Y digo yo, ¿no sería mejor invertir el dinero que cuesta mantener un equipo de desarrollo interno, en pagar la exclusividad de un título de renombre? Tal vez se pierda dinero, pero la clave, sobre todo al principio, es conseguir clientes. Tantos como se pueda y tan rápido como se pueda. Luego la inercia hace el resto, como ya hemos visto en otras ocasiones con otras máquinas.

Pero por desgracia, no creo que Sony pueda permitirse ahora  cambiar de política, así que tendrán que conformarse con tener de nuevo una gran consola, con unos juegos geniales, pero que no venden tanto como podrían. Y es que en el fondo, la clave de todo esto es vender, porque si no, tarde o temprano, se acaba en bancarrota. Esperemos que eso no lo pase a Sony.

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